Se habla de “ganar el jubileo”. Pero en realidad se trata de celebrar, más que de ganar: celebrar que deseamos ser mejores, que vamos a poner medios, siendo menos egoístas y más generosos, que vamos a restaurar la tierra, la sociedad, nuestras relaciones y personas, de modo que vamos a hacer un mundo mejor.
Esto es muy difícil conseguirlo individualmente. Por eso necesitamos la ayuda de Dios, acercarnos a Él; el Año Jubilar es una buena ocasión para tratar a Dios de tú a tú, como decía Santa Teresa.